El horizonte que nos espera

Thomas Hobbes escribió en 1651 que la vida era “desagradable, brutal y corta”. Si esta afirmación le parece fatalista puedo asegurarle que dadas las condiciones que se presentarán en un futuro al momento de nuestro retiro laboral la vida pudiera ser desagradable, brutal y “desafortunadamente” larga.

Si usted se encuentra en sus 30´s o 40´s (o incluso en sus 20´s) es probable que piense poco en el momento que llegue su retiro laboral, de hacerlo seguramente se visualiza disfrutando de sus hijos y nietos, o simplemente llevando una vida apacible dedicándose a algún hobbie o actividad predilecta durante la última etapa de su vida.

¿Qué necesitará para llevar a cabo este estilo de vida?

Dinero y salud.

Larga vida

Hoy la gente tiene el promedio de vida más alto que en cualquier época de la historia de la humanidad. En el Reino Unido cada vez que un británico cumple 100 años recibe un mensaje de felicitación por parte de la Reina, hace diez años esta tarea la llevaba a cabo un solo asistente, el día de hoy, se necesitan siete de ellos. En Japón los que llegan a un siglo de vida reciben un plato de plata, en 1963 un total de 157 personas recibieron uno de ellos, para el 2014 la cifra fue de 29,350 platos entregados.

Considerando estos hechos nuestro horizonte de vida en la etapa de la vejez se prevé como un largo periodo con muchos años por delante, desafortunadamente, es en estos últimos años de nuestra vida donde aparte de sufragar nuestros gastos comunes y corrientes (alimentación, vivienda, vestido y, en la medida que sea posible, los gastos que realizamos hoy en día como esparcimiento y demás) se sumarán otros gastos que aumentarán drásticamente nuestros egresos con el fin de conservar nuestra salud y calidad de vida: medicamentos, consultas recurrentes, estudios médicos, cuidados asistenciales, etc. Es en esta etapa donde las personas se encuentran en la encrucijada de cómo solventar estos gastos durante muchos años con una cantidad de dinero por debajo de lo que usualmente percibían mientras estaban en activo.

Las empresas pueden llegar a ser “agnósticas sobre la edad”, esto llega a ser bueno y malo a la vez; bueno porque mientras lleguemos a desempeñarnos adecuadamente en nuestro puesto podemos contar con una garantía razonable de seguir laborando independientemente de nuestra edad, sin embargo, el escenario se vuelve adverso cuando tarde o temprano llegue el inevitable momento de retirarnos, seguramente cuando llegue este momento nuestras posibilidades de reinsertarnos en el mercado laboral serán nulas. Es en este punto donde tendremos que echar mano de nuestros ahorros (si es que hemos ahorrado), y adicionalmente a nuestros ahorros personales echar mano de nuestra AFORE o pensión (según sea el caso) para hacer frente a nuestras crecientes y constantes necesidades durante un largo periodo de tiempo.

Pensiones y AFORES, un espejismo

Las pensiones están desapareciendo. No van a volver. Los trabajadores que una vez podrían haber sido convencidos a jubilarse hoy se resisten a irse, no porque quieran seguir trabajando, sino porque no tienen otra opción puesto que sus ahorros y pensiones personales son demasiado insignificantes para poder vivir.

De acuerdo a las nuevas expectativas de vida muchos tendrán que seguir trabajando a tiempo completo hasta cumplir setenta u ochenta años, incluso más. Como dicen Gratton y Scott, la vida de 100 años es, en muchos sentidos, una bendición. Sin embargo, para la mayoría, va a ser difícil de financiar.

Imagine usted que tuviera que mantener a todos sus hijos durante toda su vida, seguramente llegaría un momento en que la situación se haría insostenible, bueno, esto es lo que está pasando con los sistemas de pensiones que coexisten en México los cuales han llegado a convertirse en una auténtica bomba de tiempo. Actualmente cada año el gobierno mexicano toma unos 528,000 millones de pesos de su gasto corriente (dinero que originalmente está destinado para cubrir los gastos de las distintas dependencias por mencionar un ejemplo) para tapar el hoyo del déficit que se tiene en el rubro de pensiones. ¿Por qué no hay dinero para el pago de pensiones? Simplemente porque cada vez hay más gente que mantener (pensiones) y menos gente joven que pueda financiar estos planes jubilatorios (aportaciones), todo esto aunado a un plan de beneficios definidos (Ley del IMSS de 1973) en donde nunca se cobró lo suficiente para mantener estos beneficios a largo plazo. Desafortunadamente este escenario será cada vez agudo y contundente, casos de algunas universidades estatales en México en donde se destinan más recursos al pago de pensiones que al pago de sus trabajadores, es decir, se paga más a la gente que ya no trabaja que a la gente que es productiva cuando esto debería ser a la inversa dan testimonio de lo que en el futuro será para el resto de la población. Se estima que con la tasa de envejecimiento poblacional en México para el 2050 nuestro país tendrá una relación de 13 mexicanos en edad de recibir una pensión por 8 mexicanos que tendrán que trabajar para financiar estas pensiones (pocos padres para mantener muchos hijos). Dado este escenario no es difícil deducir que las pensiones garantizadas no ayudarán a jubilarse cómodamente a sus derechohabientes, para darnos una idea hoy el IMSS tiene pasivos laborales en el rubro de beneficios definidos (pensiones) por 1.5 billones de pesos mientras que el presupuesto total del instituto es de 497, 695 mdp.

Partiendo de esta situación empresas privadas y el sector público han migrado al sistema de AFORES (Administradoras de Fondos para el Retiro).

AFORES

¿Cotiza en una AFORE? Le tengo una noticia, cuando llegue el momento de jubilarse usted recibirá en promedio un 28.5% de sus ingresos actuales, es decir, si usted el día de hoy recibe un sueldo mensual de $10,000 pesos al momento de su jubilación usted estará percibiendo $2,850 pesos. México es uno de los países de la OCDE con el nivel más bajo de rendimiento en lo que AFORES se refiere, millones de mexicanos esperan y dan por sentado que sus aportaciones a las AFORES les garantizará un nivel de vida digno al momento de retirarse, esto no va a pasar.

El problema tiene dos principales vertientes: la cultura del ahorro y prevención en el mexicano es prácticamente nula, situación que en términos de las AFORES se evidencia al contar con muy pocos trabajadores que realizan aportaciones adicionales voluntarias a su fondo para el retiro. Aun así aunque el trabajador se empeñe en destinar una monto adicional de su sueldo para contar con una mayor cantidad de dinero al momento de retirarse nos encontramos con la segunda vertiente que son las regulaciones que existen en México para buscar que estos fondos tengan un mejor desempeño financiero con el fin de maximizar su rendimiento durante la etapa laboral.

En nuestro país la diversificación en los instrumentos de inversión, es decir, los proyectos en donde se invierte el dinero de su AFORE para obtener una ganancia básicamente se centra en invertir en deuda gubernamental (proyectos del gobierno para financiar la construcción de una carretera o hacer frente a sus gastos presupuestados por mencionar algunos ejemplos), estos instrumentos tienen un rendimiento moderado muy por debajo de algunos otros instrumentos de inversión en el extranjero. La legislación mexicana permite sólo un 20% como máximo para ser invertido en instrumentos extranjeros, así pues, forzosamente el 80% de su fondo para el retiro será mal invertido en fondos que tienen y tendrán un bajo desempeño, por si fuera poco las AFORES mexicanas tienen en promedio sólo un 13.3% de sus activos invertidos en instrumentos extranjeros. Países como Holanda la inversión en activos extranjeros alcanza casi el 82% o países latinoamericanos como Chile tienen 43% de sus activos en el exterior donde cuentan con un tope regulatorio del 80%.

Ante el panorama del futuro, emprender

No podemos cerrar los ojos, nuestro panorama no es prometedor.

¿Cuál es la solución más adecuada?

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